lunes, 5 de marzo de 2007

Érase una vez una niña que sólo tenía ganas

- ¿Ganas de qué?
- Ganas de todo.

Pero 'todo' era una palabra tan grande que, al igual que el amor y el odio, podía confundirse fácilmente.

- ¿Confundirse con qué?
- Confundirse con 'nada'.

Tantas eran las ganas de 'todo', que no era capaz de elegir lo que quería.

Y así pasaban las horas. Pensando en 'todo'. Consiguiendo 'nada'.

4 comentarios:

JOrE dijo...

... Me ha dado por pensar si alguien que sin pensar en nada lo consiguiera todo sería más feliz que alguien que pensando en todo no consiguiera nada. Pero no he llegado a ninguna conclusión.

Habrá que pensar que es el todo y la nada, pero se antoja espeso, jejeje

A veces se consiguen cosas sin que nos enteremos o seamos conscientes de ello. Entonces no las valoramos y pasan a formar parte de nada. Otras veces olvidamos lo que hemos conseguido y vuelven a engordar a la nada. Pero sólo si se piensa en todo, se puede conseguir algo.

Bueno, al menos yo lo veo así

Muee*

Diego Moreno dijo...

Quien mucho abarca poco aprieta. ;)

Anónimo dijo...

Entre otras majaderías del acervo humano tenemos contradicciones declaradas como "No hay Nada". ¿Qué se puede esperar pues de las consecuencias de un axioma tan incongruente, peke?

pd: ¿lo ves riky como tiene blog? ;)

Saltasetas dijo...

Vaya vaya vaya... si al final resulta que quedarse hasta las tantas en el Saudade sirve para algo más que para irse con el estómago lleno.
Aquí llega Saltasetas.
(Y dicha está gilipollez, pasemos al plan)