jueves, 15 de marzo de 2007

...bajo del mar...

Vuelta a casa. Una mirada perdida atraviesa el cristal que te separa del mundo real. Miles de luces parpadean en el exterior. Luces blancas que vienen. Luces rojas que van. Putas. Coches. Estrellas. Bares. Carteles. Todo brilla a tu paso. Y no porque seas tú. Simplemente porque están ahí. Como todo. Vacías tu mente y te dejas llevar por la música. Parece que el mundo baila al ritmo que escuchas. Pero estás harta. No quieres bailar. Desearías no oír nada en este momento. Como cuando buceas. Debajo del agua las cosas son distintas. Pesan menos. Gritan menos. Molestan menos. Cierras los ojos y notas cómo te sumerges. A estas alturas, en el único sitio donde puedes engañarte a ti misma de esa forma, es en la bañera. Y allí ni siquiera hay olas...

3 comentarios:

JOrE dijo...

Desde canijo siempre hago la misma tontería cuando estoy en la bañera, aparte de sumergirme entero y escuchar a los vecinos de abajo unas 10.000 veces más amplificados, muevo la cabeza de lado a lado, bajo el agua, para que entre agua en los oídos, salgan burbujitas y me hagan cosquillas. Al rato tengo que salir por que se me acaba el aire... Y claro, los ojos se han llenado de jabón, busca la toalla a ciegas, un drama.. Eso si no quitas con tanto ajetreo el tapón de la bañera con el dedo gordo del pie, entonces es una tragedia griega...

Anónimo dijo...

...a la cual ha de seguir una katarsis, nos la cuentas jorge? Promete.

Saltasetas dijo...

bueno, eso de que no hay olas... depende lo que muevas los brazos!!
Y dicha esta gilipollez, pasemos al plan